martes, 23 de noviembre de 2010

Reportaje con Ricardo Alfonsín 2ºparte

(1º parte: http://movimientoboinablanca.blogspot.com/2010/11/reportaje-con-ricardo-alfonsin-1parte.html)

"El Gobierno utiliza banderas nobles y un discurso progresista para ocultar segundas intenciones que no son nobles ni progresistas"

- ¿Qué medida del Gobierno rectificaría?

- Todo lo que tiene que ver con las instituciones, de manera inmediata. Para eso no se necesita ofrecer inversiones ni bajas tasas de interés. Para eso se necesita espíritu republicano, porque además de que la república y sus instituciones son valores en sí mismos, también conspira el desdén institucional contra la posibilidad de crecer y desarrollarnos, porque no generamos confianza, porque un país gobernado por fuerzas políticas que no respetan las instituciones no es un país serio, y la falta de seriedad no es el mejor estímulo para atraer inversiones, o en todo caso atrae inversiones que no son de las más confiables, que no son las que queremos.

- ¿Qué opina de la relación del Gobierno con Bolivia, Venezuela y Ecuador?

- Creo que tenemos que trabajar por la integración de Latinoamérica. Más allá de las diferencias que podamos tener con algún gobierno puntualmente, también tenemos intereses comunes, historias comunes, problemas comunes, y tenemos que integrar la región. Así lo hicimos en la década del 80, a pesar de que en la década siguiente el justicialismo abandonó esa política. Debemos hacerlo para poder fortalecer nuestra posición frente a los países centrales de la tierra.

-¿Cree que el próximo gobierno podría pagar el 82 por ciento a los jubilados, si la Presidenta un hubiera vetado la ley?

- Sí, lo hemos demostrado en la discusión, aunque digan que no fue así. La gente no tiene otra alternativa que ponerse a estudiar las cuentas públicas o creerle a uno de los dos. Lo hemos demostrado. Sin perjuicio de esto, es cierto que tenemos que repensar el sistema de previsión social, porque no está en condiciones de dar respuesta a las demandas futuras que van a existir. Hay que repensarlo, y tendríamos que hacerlo entre todos los partidos políticos.

- Si llega a la presidencia, ¿qué postura tendría frente a la CGT?

- Creo que no se puede proyectar lo que ocurrió en los 80 a 30 años después. Creo que ese fantasma lo agitan los que no quieren que gane la Unión Cívica Radical. Son sociedades distintas, culturas distintas, instituciones diferentes. Todos hemos aprendido. El contexto económico es absolutamente diferente, el contexto internacional es muy favorable para la Argentina y creo que va a seguir siéndolo. De manera que si quisieran actuar de forma irresponsable, cosa que no creo, no podrían hacerlo, no tendrían la libertad para hacerlo, porque el país sería muy diferente. Vamos a hacer política con la CGT, como con cualquier otra institución, con las corporaciones económicas también. ¿Por qué nos preguntan qué problemas vamos a tener con la CGT y no con las corporaciones económicas? Vamos a tener que articular entre los distintos intereses que existen en conflicto en la sociedad.

- ¿Cómo debe ser la relación entre la Iglesia y el poder político?

- Son instituciones independientes, por supuesto. Así lo dice la doctrina radical, aunque muchas veces no la acompañó el justicialismo. Hay que tener una excelente relación, como tenemos con todas las instituciones.

- ¿Por qué no está a favor de la Ley de Medios y de la intervención de Papel Prensa?

- El Gobierno utiliza esas banderas nobles y un discurso progresista para ocultar segundas intenciones que no son tan nobles ni tan progresistas. Nosotros nos oponemos a esas segundas intenciones. Los que tenemos más información y más experiencia política sabemos que lo que se pretende en realidad es cambiar un monopolio por otro, así que a nosotros que no nos hagan el verso. Con relación a Papel Prensa, tienen todas las leyes: la de defensa de la competencia, la ley de monopolios, para poder intervenir desde el Estado produciendo cambios que terminen con situaciones de dominio, de control o hegemónicas en el mercado, si lo quieren hacer. En realidad, es un embate contra los diarios con los cuales tienen conflictos. Sería bueno que dijeran por qué se llevaron tan bien antes, no solamente por qué se pelearon, sino por qué se llevaron tan bien antes. Sería bueno que lo dijeran.

- Su padre tuvo un duro enfrentamiento con Clarín. ¿Por qué usted evita tomar una postura similar?

- Tenemos enfrentamientos, y los vamos a seguir teniendo. Yo no coincido con la línea editorial de Clarín. Las diferencias que tengo con ellos no me habilitan a creer que es legítimo agredir la libertad de prensa. La prensa con libertad, puede ser buena o mala. Sin libertad, siempre es mala.

- Algunos dicen que se irrita cuando los periodistas oficialistas le preguntan algo y es afable con los periodistas opositores. ¿Qué opinión le merece esa acusación?- Eso es un prejuicio, yo soy afable con todos. Lo que no tolero es la falta de seriedad y de honestidad intelectual, en los oficialistas o en los opositores. Me parece que a veces tanto desde el oficialismo como desde la oposición se incurre en ese defecto: actuar como periodistas con falta de honestidad intelectual. Eso me fastidia, pero tampoco me paso de la raya.

- ¿En sus discursos de campaña piensa utilizar alguna muletilla como “con la democracia se come, se cura y se educa”?

- No, cuando nosotros luchábamos por la república, por las instituciones, por el estado de derecho, por la democracia política, luchábamos por cosas que eran un valor en sí mismas. Pero también tenían un costado instrumental. Creíamos que con recuperar para el pueblo el derecho a elegir y ser elegido podíamos construir la democracia social, las libertades políticas y las libertades sociales. Eso nos proponemos, terminar con la pobreza en la Argentina. Tiene que intervenir el Estado para generar crecimiento, porque sin crecimiento no se termina con la pobreza. Pero además, todos los recursos del Estado deberían asignarse una vez que superen la siguiente prueba: de qué manera estos gastos que hace el Estado contribuyen directa o indirectamente a terminar con las manifestaciones más duras de la pobreza. Si no responden a esta pregunta, no se deberían asignar a otra finalidad, salvo que se demuestre que esa finalidad es tan importante como la de terminar con la pobreza. Hace poco visité una provincia en el norte argentino, donde viven como se vivía hace 300 años. No existen el Estado ni la civilización para ellos. Cuando llegué a la capital de esa provincia, vi un estadio de básquet y de voley extraordinario, hecho con recursos del Estado. Millones de pesos costó. Si hubiéramos sometido esa asignación de recursos a la pregunta que mencioné antes, no lo podríamos haber hecho. Si no se hicieron esta pregunta, es porque no les interesa, porque no priorizan como deben priorizar el gasto del Estado.

- Dentro de un año y medio, más o menos, ¿las entrevistas con usted habrá que pedirlas en el Congreso o en Balcarce 50?

- ¡En Balcarce 50!





miércoles, 17 de noviembre de 2010

Reportaje con Ricardo Alfonsín 1ºparte

Entrevista exclusiva con Ricardo Alfonsín


“El Gobierno no supo convertir el crecimiento en desarrollo”

En el despacho del diputado nacional Ricardo Alfonsín hay mucho movimiento. Es que ese día se debatirá en el recinto el presupuesto para 2011, y son muchos los legisladores que se dan cita allí para evaluar las estrategias a seguir. Además, deben elegir al presidente del bloque. Pese a todo, Alfonsín cumple con la promesa de conceder esta entrevista.

- ¿Cómo se inició en la política?

- Bueno, la política fue para mí algo que formaba parte del ambiente familiar. Siempre todos en la familia tuvimos una vinculación, a partir de la actividad que realizaba mi padre, muy íntimo con la política, muy estrecho. Yo, en realidad, empecé a hacer política asumiendo responsabilidades dirigenciales partidarias en 1998. Había sido convencional en 1993, pero en 1998, por diferencias que tenía con quienes había estado trabajando hasta entonces, creamos un espacio en la quinta sección electoral. Después fuimos a una elección interna y llegué a ser diputado provincial. Luego extendimos este espacio en el orden provincial, y allí ya comenzamos a desarrollar una tarea mucho más intensa, incluso a nivel nacional.

- ¿Por qué en los discursos se refiere a su padre por el nombre y apellido?

- Porque trato de personalizar un poco la cosa, no hablo como hijo, sino como militante de la Unión Cívica Radical. Me parece que es algo que le pasa a cualquiera que hace referencia a un dirigente que además es su padre, trata de nombrarlo como un dirigente, no como hijo.

- ¿En materia económica y social tiene más coincidencias con la Coalición Cívica (CC), el PRO y el Peronismo Federal o con el oficialismo?

- Hay cuestiones en las que coincido con el oficialismo; con algunas de ellas también coinciden la CC, el GEN y el socialismo. Hay otras en las que no coincido. Una de las principales críticas que yo le haría al oficialismo es que no ha sabido convertir el crecimiento en desarrollo. Hemos crecido a tasas chinas durante una serie de años que tal vez no tenga precedentes en el siglo veinte, como consecuencia de un contexto mundial altamente favorable para América Latina y para la Argentina en particular. Sin embargo, la educación pública está igual o peor, la salud pública está igual o peor, el trabajo en negro igual o peor. Desde el punto de vista de la economía el aparato productivo no se ha modernizado, no se hicieron las inversiones necesarias, no hemos diversificado el aparato productivo, tenemos problemas en energía, no ha habido inversiones necesarias para sostener un proceso de crecimiento que perdure en el tiempo. Creo que, a pesar de que con la presión tributaria aumentó un 11 por ciento el PBI, los principales servicios de Estado no han mejorado sustancialmente. Siempre escucho que hay muchas cosas que se han hecho bien, yo no lo desconozco. No venimos a hacer todo lo contrario, ningún gobierno hace todo bien o todo mal. Todos hacen algunas cosas bien y algunas cosas mal. Algunos hacen más cosas malas que buenas, el tema es que vamos a continuar haciendo las cosas que se han hecho bien. Por otro lado, en las políticas sociales, contradecir al gobierno en todo sería contradecirnos a nosotros mismos. Las políticas de vivienda las iniciamos nosotros en la década del 80, con un país mucho más pobre. En la década siguiente, muchos justicialistas acompañaron las políticas que debilitaban al Estado, no sólo en la economía sino en la sociedad misma. Todo se pensaba en función del mercado. Nosotros no podríamos oponernos tampoco a la actitud que tiene el Gobierno con relación a América Latina, si fuimos nosotros los que empezamos la integración latinoamericana, desmilitarizamos la región e hicimos esfuerzos grandes para democratizarla. Tampoco podríamos oponernos al discurso, por lo menos, según el cual el Frente para la Victoria pretende autonomía respecto de los entes financieros internacionales, de las grandes instituciones internacionales que condicionaron a la Argentina, si nosotros fuimos los que resistimos, y no nos acompañaron. Fue el justicialismo el que privatizó YPF, los ferrocarriles, Gas del Estado, abrió la economía. A nosotros también nos presionaron para que lo hiciéramos, pero no lo hicimos, ellos sí. De manera que si ahora se han arrepentido y cambian de visión, nos van a encontrar acompañándolos, o tal vez a ellos acompañándonos en nuestra visión acerca de lo que debe ser la economía del país. Hay muchas cuestiones que nosotros podemos tomar, como los Derechos Humanos. En 1983 había dos candidatos, el del justicialismo decía que no se podía modificar o derogar la ley de autoamnistía, y acompañaron a ese candidato. Nosotros sometimos a las Juntas y a los principales responsables de la dictadura más sangrienta que tuvo la historia argentina, sin el acompañamiento del justicialismo, que no integró la Conadep, que después indultó a 290 militares que nosotros teníamos procesados, de manera que me parece injusto que pretendan adueñarse de la lucha por los Derechos Humanos.

- ¿Cuál sería su política con respecto a YPF y los ferrocarriles?

- Tenemos que recuperar los ferrocarriles, por supuesto que no van a ser como en la década del 80, porque han ocurrido muchas cosas. Ahí estamos trabajando en un plan para la recuperación de los ferrocarriles de transporte y de carga, y también para recuperar la industria ferroviaria. Estamos comprando cosas de China que podríamos producir nosotros. Antes exportábamos esas cosas. Esto generaría más trabajo, más recaudación, más divisas. Allí vamos a recuperar. Con respecto a YPF y al petróleo, yo no creo que hoy la Argentina esté en condiciones de contar con una empresa como la que tenía en la década del 80, porque es muy fácil destruir, pero mucho más difícil es construir lo que se destruyó antes, así que habrá que ver. Lo que no podemos seguir haciendo es lo que hace este Gobierno, que no tiene política de energía, porque sin energía no hay crecimiento.

- El radicalismo yrigoyenista siempre estuvo a favor de la estatización y de una fuerte presencia del Estado en la economía. ¿Cómo se entiende que hoy comparta un espacio con fuerzas que opinan todo lo contrario?

- Nosotros no estamos con partidos que tengan una visión liberal acerca de lo que debe ser la economía. Ni el socialismo, ni el GEN, ni la CC piensan eso. Todos creemos que el Estado debe estar presente en el funcionamiento de la economía, pero de manera virtuosa. Ese es el relato que han construido ellos, porque tal vez se han sentido culpables por todo lo que hicieron en la década del 90. Fueron ellos, a ver si queda claro, fueron ellos los que hicieron en esa década lo que hoy critican. En esa época, con la firma de la Presidenta se sancionó un proyecto de resolución por el cual se les pedía a los legisladores nacionales por Santa Cruz que aprobaran la privatización de YPF, y lo mismo hicieron con otras privatizaciones en la Argentina. Que se haga cargo cada uno de los errores que haya cometido, y que no pretendan cambiar la historia, porque la historia no comenzó en 2003. En la década anterior ocurrió algo en el país, y no estaba (Carlos) Menem solo, estaba acompañado por muchos gobernadores, intendentes, legisladores, que hoy parece que se olvidan de que participaron de todo ese proceso que tanto daño le hizo a la Argentina.


Nelson Oscar Hayes