domingo, 11 de marzo de 2012

Leandro Alem, por el instituto Nacional Yrigoyeneano



Hace 170 aniversario del natalicio del tribuno del pueblo, elegimos para recordarlo lo publicado por el Instituto Nacional Yrigoyeneano, al cumplirse el centésimo aniversario de su paso a la inmortalidad:

"Recordar la personalidad de Leandro Alem, egregio tribuno de la Democracia, del Federalismo y de las libertades en la República Argentina de fines del siglo pasado, fundador de la Unión Cívica Radical; no puede ni debe constituirse en un homenaje de características necrológicas ni mucho menos una oración fúnebre. Porque estamos convencidos que Alem está hoy más vivo que nunca.

Si una colectividad civil como la Unión Cívica Radical, que fue su obra, ha perdurado más de una centuria en la vida política e institucional argentina, ello es cabal demostración que Alem no ha muerto y que su espíritu noble de luchador incansable, los princicpios éticos que roientaron su vida, los ideales y anhelos que animaron su pensamiento y su acción, nos deben animar más que nunca a todos aquellos ciudadanos y ciudadanas que desinteresadamente y con fervor patriótico seguimos en la brega en pro de los sueños alemianos.

Nuestro homenaje a Leandro Alem no puede circunscribirse solamente a la exaltación de esa personalidad apasionado, de esa conducta firme, de esa vida austera, de ese carácter recio, de esa conciencia solidaria, de ese espírut intransigente tan característicos de su trayectoria pública como jurista, como soldado y héroe de batalla, como poeta romántico, como caudillo de multitudes, como orador de barricada, como legislador y estadista, como líder revolucionario y como jefe del partido popular, marcando a fuego la historia nacional desde los últimos lustros del siglo pasado, perpetuándose su memoria a lo largo del siglo que se acaba y proyectándose con el mismo ardor y el mismo brillo hacia los albores del tercer milenio.

Si nos limitáramos tan sólo a considerar a Alem como un hombre de acción y no de ideas, o si juzgáramos su personalidad y a su obra – el Radicalismo- como “un carácter” como solía sostener el General Mitre, nos encontraríamos ante un evidente y palmario error conceptual, propio de quienes carecen del suficiente acervo doctrinario, desconociendo o mailtencionadamente ocultando el verdadero sentiodo del pensamiento, la obra y la lucha de Leandro Alem.

Nuestro homenaje más certero y más justo es precisamente poner en claro lo auténtico del ideario alemiano y especialmente la vigencia y actualidad que hoy cobran las ideas por las cuales el legendario tribuno ofrendara su vida hasta su voluntaria inmolación.

Alem encarnó un sentimiento patriótico y democrático que anidaba en el pueblo argentino desde los orígenes mismos de nuestra nacionalidad, desde la guerra por nuestra emancipación nacional y los albores de nuestra vida independiente, desde las luchas por la organización constitucional y la integración federal definitiva de toda la Nación. El mismo era la realización plena de la República Argentina en la absoluta vigencia de la Constitución Nacional, el sufragio popular, el federalismo. Lo que Yrigoyen conceptualizó posteriormente como la “Reparación” de nuestra nacionalidad.

Esa fue la lucha, la batalla que Alem libró a lo largo de una vida corta pero sin lugar a dudas provechosa para las generaciones que lo sucedieron. Para lograrlo debía enfrentarse a “El Régimen”, “El Acuerdo”, “La Montaña” y en ese trance dejó todo lo suyo para consagrarse por entero a su apostolado laico, a la causa de la reivindicación de los derechos del pueblo argentino y la dignidad de su Patria.

Analizando retrospectivamente los objetivos de la lucha sin cuartel que Alem llevó adelante hace más de cien años podemos identificarlos además como los principios doctrinarios fundacionales de la Unión Cívica Radical, los que dan razón a su existencia y permanencia como le dieron en su momento sentido a la vida misma del caudillo, nuestro padre fundador. A través de los mismos encontraremos el sendero por el que debemos conducir nuestro compromiso con su ideario y su conducta que no es otro que el de nuestra Unión Cívica Radical. En el ejemplo personal de Alem encontraremos además las pautas de conducta que han de guiarnos en el supremo deber de hacer realidad la obra soñada.

Alem luchó denodadamente contra la federalización de la Ciudad de Buenos Aires en sus mocedades autonomistas. Sabía que ello transformaría en letra muerta el espíritu federalista de los constituyentes del 53. Nuestra Constitución Nacional, recogiendo el anhelo de los pueblos argentinos tras varias décadas de luchas fraticidas, consagró la forma de Estado federal, distorsionada por la Ley de Capitalización de esta Ciudad, que en los hechos impuso un tipo de Estado unitario y centralista.

Su profecía de 1880 lamentablemente se cumplió. Hoy la Nación Argentina constituye la negación del federalismo, su estructura se asienta en un poder centralizado y macrocefálico que avasalla la autonomía y la dignidad de nuestras provincias, que concentra en las cuarenta manzanas que rodean la Casa de gobierno la totalidad del poder político, administrativo, económico y financiero de la república. El proceso de autonomización de la Ciudad de Buenos Aires, impulsado por la UniónCívica Radical en la Convención Nacional Constituyente de 1994 y consagrado en el artículo 129 de nuestra Ley Fundamental y ordenado por la Constitución de la Ciudad de Buenos Aires, en buena parte también obra del Radicalismo, reconoce en Leandro Alem a su más auténtico precursor.

Alem bregó por el cumplimiento pleno de nuestra Constitución Nacional y por el cumplimiento del principio republicano de la división de poderes. Sin embargo, hoy asistimos al manoseo de la Constitución Nacional y todo el ordenamiento legal vigente, sometidos al servicio del poder de turno; conculcándose el régimen republicano y representativo de gobierno, transformando al Congreso de la Nación en un mero apéndice del Poder ejecutivo destinado al tratamiento y consideración de asuntos de necesidad y urgencia para los intereses y compromisos del poder político con los poderosos.

Dentro del mismo problema hemos asistido inermes a la desarticulación del Poder judicial de la Nación, condicionado al color político de quienes gobiernan e instaurando una nueva lógica jurídica, la de la emergencia por encima de la lógica de la equidad. Y también al desmantelamiento de todo órgano de control de la administración pública, conviertiendo al sistema en un régimen de virtuales características cesaristas.

Alem fue un defensor del federalismo y de las autonomías provinciales, puesto que sus orígenesideológicos lo conectaban con la línea federal democrática que encarnó Manuel Dorrego, luego el autonomismo alsinista y las mejores tradiciones argentinas.

Mientras tanto, observamos en la actualidad el denigrante espectáculo de los gobernadores de provincia mendigando partidas y ATN en las oficinas del poder central para pagar sueldos de empleados públicos; enajenando mediante convenios los recursos y riquezas patrimoniales de los estados provinciales en aras de intereses transnacionales y convirtiendo a las provincias en estructuras feudales donde ejercen el poder dinastías carentes de moral y plenas de concupiscencia.

Fue también Alem un luchador por el derecho del pueblo al sufragio universal como medio de legitimación de las instituciones de la república, porque tenía además la íntima convicción de que el ciudadano debía dejar de ser un mero espectador en el manejo de la cosa pública para convertirse en partícipe activo en la toma de decisiones de los destinos nacionales. Y para hacer efectivo ese derecho inalienable del pueblo, Alem no trepidó en recurrir a la revolución – recurso extremo contenido en la “ley natural de los pueblos”, al decir yrigoyeneano – para regenerar las prácticas políticas de nuestra Patria.

Y sin embargo vemos con preocupación que el fraude no solamente no ha sido enteramente desterrado, sino que el mismo continúa en la práctica y en algunos casos se ha perfeccionado, modernizado mediante las nuevas tecnologías informáticas, para birlar al pueblo su derecho a elegir libremente cuando su elección pone en riesgo el interés de los poderosos.

El hecho de que se lleven a cabo elecciones con cuarto oscuro y en forma regular durante los últimos quince años no implica que se haya realizado plenamente la democracia representativa y participativa que soñaron Alem y nuestro padres fundadores. Muy por el contrario, debemos velar con el mismo celo de aquellos radicales de 1892 y de 1932 por la seguridad y la limpieza de los procesos electorales garantizando a la ciudadanía la libertad del voto, fuente legítima del poder político.

Finalmente digamos que Alem fue un constante preconizador de la moralización de la política y de los políticos, del gobierno y de los gobernantes. Hizo de la ética su credo y de la austeridad su rito. Murió en la pobreza más absoluta luego de haber pasado dignamente por la función pública. Y no obstante hoy asistimos al poco edificante espectáculo de la “política-show” o farandulización de la excelsa actividad política, fruto de la cultura “light” de los años noventa que ha relativizado la ética, la moral, la política, todo en aras del éxito. En este contexto gobernantes, legisladores, jueces, dirigentes sindicales y empresarios hacen ostentación perversa de lujos y suntuosidad, exhibiendo un nivel de vida cuando menos sospechoso. Frente a ello es digno recordar la recomendación alemiana en cuanto a que de los cargos públicos debía salirse “con la frente alta y los bolsillos livianos” y la sentencia de Yrigoyen: “Sin moral personal no se puede estar en la función pública”.

He aquí el legado que Leandro Alem nos dejó hace 103 años junto con su testamento político. Nos legó nada más ni nada menos que su pensamiento fundacional inspirador de los principios doctrinales del Radicalismo. Y su puesto de lucha en la cruzada cívica por la “causa de los desposeídos contra los que todo lo poseen”.

Muchos de aquellos males contra los que Alem batalló sin descanso ni especulación hasta su última gota vida siguen hoy en pie, a un centenio vista, en abierto desafío a nuestra vocación intransigente.

Es menester refirmar nuestro propósito y nuestro compromiso de continuar su lucha, de comulgar en sus mismos ideales, de no transar con todo aquello que no es digno de los argentinos, siguiendo su ejemplo indeleble para que nos anime en la encrucijada a que nos enfrentamos hoy como hace un siglo atrás.

Alem solía despedirse de sus amigos y partidarios en sus cartas con una frase “En contínua lucha os saludo”. En esa lucha contínua no reencontraremos los Radicales y los argentinos de todas la ideologías que seguimos creyendo que hay que consumar la obra iniciada por Alem hace más de un siglo atrás y que no es otra que construir una Argentina libre, justa, igualitaria y solidaria"

Fuente: http://www.yrigoyen.gov.ar/alem.htm

Agradecemos al Instituto Nacional Yrigoyeneano y adherimos a estas palabras en homenaje al Dr Leandro Alem

miércoles, 20 de julio de 2011

“¡Adelante los que quedan!”

COMUNICADO

A 120 años que el tribuno de la república se negase al pacto Roca-Mitre, y sus palabras quedaran inmortalizadas en la historia y la memoria del radicalismo y la república, y que dieran origen a esta fuerza cívica, moral, ética y republicana.

Se nos ha llamado radicales intransigentes… ¡Aceptamos ese nombre con orgullo!, porque no vamos a transigir con las ambiciones de los impacientes, ni hay quien pueda matar a ese espíritu que se llama radical.

En San Martín, la UCR, encabezado por los dirigentes Raúl Rodríguez, Fernando González, Pablo Cristani, Roberto Udovich, en un gesto de unidad y de sacrificios personales que enaltece a los hombres y mujeres que militan en ella, decidimos participar de las elecciones primarias, abiertas, simultaneas y obligatorias del 14 de agosto del corriente año, con una lista 100 % radical. Ante la embestida, el ninguneo y sumisión a la que nos pretendieron someter.

Elegimos la interna a la entrega, el debate a la imposición. Hoy en un nuevo aniversario hacemos nuestras estas palabras y en San Martín podemos decir que somos del partido de Leandro Alem y lo aceptamos con orgullo.

En San Martín podemos decir con orgullo y en homenaje a nuestros próceres, que la Unión Cívica Radical tiene quien la represente y defienda.

“¡Adelante los que quedan!”.

Juventud Radical -

Movimiento Boina Blanca -

Unión Cívica Radical

foto: ( en orden que aparecen): Norberto Pablo Cristani, Precandidato a 1º Concejal UCR San Martin; Ricardo Alfonsin Candidato a Presidente UDESO; Fernando Gonzalez, Precancidadto a Intendente UCR San Martin; Raul Rodolfo Rodriguez, Precandidato a 1º Consejero Escolar UCR San Martin.

miércoles, 13 de abril de 2011

121º ANIVERSARIO DE LA FUNDACIÓN DE LA UNIÓN CÍVICA


El 13 de abril de 1890, en el Frontón de Buenos Aires.

El 13 de abril de 1890, la Unión Cívica de la Juventud se consolidó con un gran acto en el Frontón Buenos Aires, donde se fundó un nuevo partido llamado Unión Cívica.

Como presidente fue elegido Leandro N. Alem e incluyó a líderes de las distintas tendencias opuestas a Juárez Celman, como Francisco A. Barroetaveña, los políticos católicos José Manuel Estrada y Pedro Goyena, Aristóbulo del Valle, Bernardo de Irigoyen, Juan B. Justo, Lisandro de la Torre y Bartolomé Mitre.

La Unión Cívica se constituyó de forma orgánica en todo el país y por vez primera en la historia política argentina proclamó una fórmula presidencial por medio de una convención partidaria.




DISCURSO EN EL MITIN DE LA UNION CIVICA, REALIZADO EL 13 DE ABRIL DE 1890, EN EL FRONTON BUENOS AIRES.


Señores:
Se me ha nombrado presidente de la Unión Cívica, y podéis estar seguros que no he de omitir ni fatigas, ni esfuerzos, ni sacrificios, ni responsabilidades de ningún género para responder a la patriótica misión que se me ha confiado.
La misma emoción que me embarga ante el espectáculo consolador para el patriotismo de esta imponente asamblea, no me va a permitir, como deseaba y como debía hacerlo, pronunciar un discurso. Así, pues, apenas voy a decir unas pocas palabras, pero palabras que son votos íntimos, profundos, salidos, señores, de un corazón entusiasta, y dictadas por una conciencia sana, libre y serena.
Una vibración profunda conmueve todas mis fibras patrióticas al contemplar la resurrección del espíritu cívico en la heroica ciudad de Buenos Aires.
Sí, señores; una felicitación al pueblo de las nobles tradiciones, que ha cumplido en hora tan infausta sus sagrados deberes. No es solamente el ejercicio de un derecho, no es solamente el cumplimiento de un deber cívico; es algo más, es la imperiosa exigencia de nuestra dignidad ultrajada, de nuestra personalidad abatida; es algo más todavía, señores: es el grito de ultratumba, es; la voz alzada de nuestros beneméritos mayores que nos piden cuenta del sagrado testamento cuyo cumplimiento nos encomendaron!.
La vida política de un pueblo marca la condición en que se encuentra; marca su nivel moral, marca el temple y la energía de su carácter. El pueblo donde no hay vida política, es un pueblo corrompido y en decadencia, o es víctima de una brutal opresión. La vida política forma esas grandes agrupaciones, que llámeseles como ésta, populares, o llámeseles partidos políticos, son las que desenvuelven la personalidad del ciudadano, le dan conciencia de su derecho y el sentimiento de la solidaridad en los destinos comunes. Los grandes pueblos, Inglaterra, los Estados Unidos, Francia, son grandes por estas luchas activas, por este roce de opiniones, por este disentimiento perpetuo, que es la ley de la democracia. Son esas luchas, esas nobles rivalidades de los partidos, las que engendran las buenas instituciones, las depuran en la discusión, las mejoran con reformas saludables y las vigorizan con entusiasmos generosos que nacen al calor de las fuerzas viriles de un pueblo.
Pero la vida política no puede hacerse sino donde hay libertad y donde impera una constitución. ¿ y podemos comparar nuestra situación desgraciada, con la de los pueblos que acabo de citar; situación gravísima no sólo por los males internos, sino por aquellos que pudieran afectar el honor nacional cuya fibra se debilita. Yo preguntaría: ¿ en una emergencia delicada qué podría hacer un pueblo enervado, abatido, sin el dominio de sus destinos y entregado a gobernantes tan pequeños y cuando el ciudadano participa de las impresiones de la vida política se identifica con la patria, la ama profundamente, se glorifica con su gloria, llora con sus desastres y se siente obligado a defenderla porque en ella cifra las más nobles aspiraciones. ¿ Pero se entiende entre nosotros así, desde algún tiempo a esta parte?
Ya habéis visto los duros epítetos que los órganos del gobierno han arrojado sobre esta manifestación. Se ríen de los derechos políticos, de las elevadas doctrinas, de los grandes ideales, befan a los líricos, a los retardatarios que vienen con sus disidencias de opinión a entorpecer el progreso del país. ¡Bárbaros! Como si en los rayos de la luz ..como si en los rayos de la luz, decía, pudieran venir envueltas la esterilidad y la muerte!
Y qué política es la que hacen ellos !! El gobierno no hace otra cosa que echar la culpa a la oposición de lo malo que sucede en el país, y qué hacen estos sabios economistas !. Muy sabios en la economía privada, para enriquecerse ellos; en cuanto a las finanzas públicas, ya véis la desastrosa situación a que nos han traído.
Es inútil, como decía en otra ocasión: no nos salvaremos con proyectos, ni con cambios de ministros; y expresándose en una frase vulgar: 'Esto no tiene vuelta'.
No hay, no puede haber buenas finanzas, donde no hay buena política. Buena política quiere decir, respeto a los derechos; buena política quiere decir, aplicación recta y correcta de las rentas públicas; buena política quiere decir, protección a las industrias útiles y no especulación aventurera para que ganen los parásitos del poder; buena política quiere decir, exclusión de favoritos y de emisiones clandestinas !
Pero para hacer esta buena política se necesita grandes móviles, se necesita fe, honradez, nobles ideales; se necesita, en una palabra, patriotismo... Pero con patriotismo se puede salir con la frente altiva, con la estimación de los conciudadanos, con la conciencia pura, limpia y tranquila, pero también con los bolsillos livianos, y con patriotismo no se puede tener troncos rusos a pares, palcos en todos los teatros y frontones, no se puede andar en continuos festines y banquetes, no se puede regalar diademas de brillantes a las damas, en cuyos enos fementidos gastan la vida y las fuerzas que deberían utilizar en bien de la patria o de la propia familia!. Señores: Voy a concluir, porque me siento agitado. Esta asamblea es una verdadera resurrección del espíritu público. Tenemos que afrontar la lucha con fe, con decisión. Era una vergüenza, un oprobio lo que pasaba entre nosotros; todas nuestras glorias estaban eclipsadas; nuestras nobles tradiciones, olvidadas; nuestro culto, bastardeado; nuestro templo empezaba a desplomarse, y, señores, ya parecía que íbamos resignados a inclinar la cerviz al yugo infame y ruinoso; apenas si algunos nos sonrojábamos de tanto oprobio. Hoy, ya todo cambia; este es un augurio de que vamos a reconquistar nuestras libertades, y vamos a ser dignos hijos de los que fundaron las Provincias Unidas del Río de la Plata !

LEANDRO N. ALEM

13 de Abril de 1890

miércoles, 30 de marzo de 2011

De Raúl a Raúl



Hace 2 años fallecía Raúl Alfonsín y con su partida se cerraba un periodo en la vida de cada uno de los que vivimos su gobierno. Muchos lo quisimos, otros tenían serias diferencias, pero todos lo respetamos.

Como más de 100 mil personas fui hasta el Congreso Nacional, corazón de la democracia que él consolidó y a la cual le brindó hasta su último suspiro, porque necesitaba despedirme, disculparme y agradecerle.
Se fue el último Presidente que no tuvo sospechas de enriquecimiento ilícito, murió en su departamento de toda la vida en Av. Santa Fe. Nos dejó un hombre honesto.

El primero que enfrentó a la Dictadura y luchó por los derechos humanos incluso antes de llegar a la presidencia. Cuando algunos golpeaban las puertas de los cuarteles, Raúl fundó la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos. Cuando muchos se escondían durante la noche más larga, él presentaba Habeas Corpus para liberar presos políticos sin preguntar a qué partido político pertenecían, y desde la Presidencia, impulsó la CONADEP, anuló las leyes de autoamnistía y sentó en el banquillo de los acusados a los genocidas, quienes fueron condenados por un tribunal civil en un Juicio sin precedentes en la Historia de la humanidad.

Le debía disculpas porque más de una vez me enojé por sus actos de Gobierno. Como joven que era en los 80 no podía comprender su visión de Estadista; ahora, entrado en años puedo comprender que sus sacrificios fueron en pos de toda la Nación y de una democracia renaciente que no soportaba otra interrupción.Por último, tenía que agradecerle porque me enseñó a mí y a muchas generaciones que Democracia no solo es el ejercicio del voto y la posibilidad de elegir y ser elegidos, es una forma de vida; porque siempre dio un mensaje de esperanza, porque más que una salida electoral fue una entrada a la vida, por no claudicar y por asegurarnos los beneficios de la Libertad.

“Para construir el país que anhelamos, no podemos apartarnos de la democracia. Sobre esta base fundamental, establezcamos los más ambiciosos objetivos y empecemos a andar, ahora mismo, en el camino que nos conduce a la dignidad.” Raúl Alfonsín (Inédito, una batalla contra la dictadura, pag.207)

Gracias Raúl, gracias señor Presidente.

Raúl Rodolfo Rodríguez
Union Civica Radical
Movimiento Boina Blanca