sábado, 3 de julio de 2010

" Hay que ser Radical en todo y hasta el fín" Yrigoyen, la Argentina te reclama...


Hipólito Yrigoyen, bautizado Juan Hipólito del Sagrado Corazón de Jesús Yrigoyen, nació en Buenos Aires el 12 de julio de 1852. Era hijo de Martín Yrigoyen, un vasco francés carrero y cuidador de caballos, y de doña Marcelina Alem, hermana de Leandro Alem, el fundador de la Unión Cívica Radical y revolucionario caudillo federal y popular.

Criado en un hogar sencillo, tuvo una cuidada educación en colegios de clérigos franceses y españoles. Era el mayor de los cinco hijos del matrimonio Yrigoyen-Alem, con dos hermanos -Roque y Martín-, y dos hermanas -Amalia y Marcelina-. Ayudaba a su padre en sus trabajos de cuarteador y carrero, en los suburbios porteños, y allí se conformó un carácter voluntarioso y disciplinado. Adolescente, trabajó como empleado en un comercio de tenderos, como conductor de tranvías y ya estudiando derecho, en un estudio jurídico. Siguiendo a su tío Leandro, actuó políticamente en el autonomismo populista de Adolfo Alsina, que sería Vicepresidente de Domingo Faustino Sarmiento. Fue durante la Administración de éste último, que Yrigoyen fue designado comisario en la Parroquia de Balvanera, a los 20 años.

Finalizó sus estudios de abogado a los 25 años, asumió como diputado en la Legislatura de la Provincia de Buenos Aires en 1877. En 1880, fue administrador General de Patentes y Sellos de la Nación por pocos meses, y luego será elegido di
putado Nacional, por el partido del General Julio A Roca. Al finalizar su mandato, decepcionado por la política pequeña de intrigas y acuerdos de conveniencia que vivió en la Legislatura, no volvió a ocupar cargos públicos. En esa década de 1880 a 1890, Yrigoyen realiza su etapa de recogimiento, retirándose de la vida pública, mientras ejerce la docencia en la Escuela Normal de Señoritas, y se dedica al estudio, la reflexión y las ocupaciones de campo.

Su reaparición es explosiva, porque participa como uno de los protagonistas en la Revolución de 1890. Y poco después, junto con Leandro Alem, funda la Unión Cívica Radical, el 26 de junio de 1891.

A la muerte de Alem, asume la conducción de su partido. Es intransigente con el régimen de gobierno, al que juzga oligárquico, corrupto y fraudulento. Esa intransigencia lo conduce a la abstención electoral y al levantamiento armado de carácter revolucionario. Es en particular importante la Revolución de 1905, cuando Yrigoyen define el sentido y orientación de la “reparación fundamental” de la Nación, según sus propios términos; en esa oportunidad organiza un partido aguerrido y fuertemente conexionado en la abstención electoral y la resistencia armada.

Su empeño y coherencia, su honradez e inteligencia, lo convierten en un gran caudillo popular de la democracia. Gran organizador, incansable militante, misterioso conspirador, su figura va adquiriendo en las masas populares caracteres míticos: de palabra parca pero convincente, siempre referida a muy altos ideales, generoso y desprendido en el trato personal. Sus correligionarios lo admiran; los correligionarios lo idolatran; los enemigos lo respetan y lo temen por su intransigencia insobornable. Finalmente, como jefe de la oposición, la presión revolucionaria, la obstinada abstención de la intransigencia obtiene del Presidente Roque Sáenz Peña en 1912 la sanción de la ley de sufragio universal y secreto, que lo llevaría a la Presidencia en 1916.

Luego del periodo constitucional del también radical Marcelo de Alvear, es nuevamente electo Presidente con amplísimo apoyo popular en 1928. El 6 de setiembre de 1930 es derrocado por un golpe militar, de tendencia fascista. Preso en la Isla de Martín García por disposición de la Dictadura, es absuelto y regresa a Buenos Aires, ya muy enfermo.

Muere el 3 de julio de 1933, en medio de la congoja popular. Una multitud lo despide.


Anecdotario

Presidente de la República en el período que va desde 1916 a 1922, su gobierno respetó algunas cuestiones en política internacional que no dejan de demostrar su principismo democrático: Al producirse una de las tantas invasiones estadounidenses a un país centroamericano, el buque 9 de julio, que volvía de trasladar los restos del poeta Amado Nervo debió descansar en el puerto de Santo Domingo. El comandante consultó si debía saludar el pabellón de los EE. UU. flameando en el puerto, a lo que Yrigoyen contestó "Id, y saludad el pabellón dominicano". El ambiente capitalino de la República Dominicana, se sacudió y patriotas hicieron desplegar una bandera para la ocasión: Fue saludada con las salvas extraordinarias;

A pesar de haber ocupado 2 veces el mayor cargo y honor que puede tener un argentino, Yrigoyen siempre se mostró reacio a ocupar cargos de importancia, demostrando que él estaba para cambiar las cosas que el creía que arruinaban al país. Desde su punto de vista siempre se mostró intransigente y nunca se dejó seducir por ofertas de la oligarquía. Siempre que desde la oligarquía le preguntaban o le pedían consejos sobre la situación del país el respondía educadamente "entréguenle las urnas al pueblo".


Se dice que Augusto Sandino confiaba en la honradez del Presidente argentino como garante de la soberanía de sus reclamos políticos justos; Fue un referente de la Fraternidad Hispanoamericana, como dice José María Rosa.

Al producirse la caída y su encierro en Martín García, el anciano caudillo le apuesta a su carcelero que el Radicalismo Bonaerense ganará las elecciones de abril de 1931 por treinta mil votos. El militar se ríe, porque nadie da un centavo por los radicales después del golpe de 1930. Pero al producirse el escrutinio definitivo, los radicales ganan la gobernación por treinta... y un mil votos.

La persuasión a la hora de entablar conversaciones políticas, su encierro en sí mismo, que le valió el mote despectivo de "Peludo", y la famosa negociación de 1916 para acceder a la Presidencia, marcan la moral de este gran hombre:

Para consagrarse Presidente, Yrigoyen necesita de los votos de radicales disidentes, que exigen, para votarlo, volver al tronco orgánico: Aunque sus amigos más conspicuos lo intentan, chocan con la intransigencia del líder a negociar con los santafesinos: Entonces se perderá la oportunidad histórica de llegar al gobierno, le dicen. Que se pierdan mil gobiernos antes de vulnerar la conducta de inflexible austeridad que ha sido la norma de trayectoria. Y no se habla más.

Cuando en 1898, sus tácticas políticas confluyen en la elección de Julio Roca como presidente, éste le manda un personero, para que acepte, en señal de agradecimiento, la gobernación de Buenos Aires: "Dígale que se ha equivocado de Irigoyen", es la respuesta; A la propuesta de su amigo Aristóbulo Del Valle para acompañar la candidatura de Mitre en 1891, responde "¿Cómo quiere que me haga mitrista? ¡ES como si me hiciese brasileño!

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