lunes, 6 de septiembre de 2010

EL DERROCAMIENTO DE HIPÓLITO YRIGOYEN


El 1 de abril de 1928, tuvieron lugar las elecciones generales en el país. En tal sentido, una vez realizado el escrutinio, se confirmó que la formula de la Unión Cívica Radical dobló en votos a los opositores, ganando en todos los distritos electorales. Este hecho histórico es popularmente conocido como: “El plebiscito de Yrigoyen”. Más adelante, una vez reunido el Colegio Electoral d e la Nación, unos 251 electores consagraron a Hipólito Yrigoyen y Francisco Beiró, como Presidente y Vice de la República, para el período (1928-1934).

La noticia del triunfo de Yrigoyen fue bien recibida por sus seguidores, pero con sorpresa y un dejo de desprecio por parte de sus enemigos, sean estos conservadores, representantes de los intereses extranjeros o militares anti yrigoyenistas, los cuales, intentaron evitar que Yrigoyen asumiera el gobierno.

A diferencia del primer gobierno, está vez Yrigoyen cuenta con mayoría en la Cámara de Diputados y una posibilidad de lograr en las próximas elecciones, una mayoría en el Senado de la Nación, lo cual, le permitiría, dar viabilidad a tantos proyectos de Ley que han no han sido tratados o impedida su aprobación por parte de los legisladores conservadores, quienes con esta actitud, ponían freno a la consumación de cambios estructurales en el país.

Las definiciones sobre el rumbo político del gobierno que asume en 1928, fueron dadas por el propio Presidente Yrigoyen en su mensaje en el Congreso, En tal sentido, podemos destacar la puesta en marcha de una política reparadora en lo social, el desarrollo de la educación, el apoyo a la industria de los frigoríficos, el establecimiento de un precio sostén para los cereales que se exportan, la ejecución de un Censo Ganadera Nacional, medidas todas, que apuntan a enfrentar los posibles efectos de la crisis mundial que tuvo lugar en 1929 en los Estados Unidos y que afectaría también a la Argentina en el corto plazo.

Como una forma de mantener los niveles de empleo y de obra pública, se continuó con la construcción de líneas ferroviarias, entre ellas, un paso entre Salta y Chile, con el fin de integrar a los dos países y buscar una salida al pacifico para los productos del país. También, por pedido expreso de Yrigoyen, el General Mosconi, Director de General de YPF, celebró un convenio con la Empresa de negocios para Sudamérica(Luyantor), de la Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), por el cual, se comprarían derivados del petróleo mejor precio que el ofrecido por las compañías norteamericanas, a cambio de exportar productos del país. Cabe destacar, que este convenio intentaba evitar el monopolio que la Stándar Oíl pretendía construir para dominar el mercado interno de muestro país, aprovechándose de la falta de una legislación, que garantice la producción y comercialización del petróleo, que según era la idea de Hipólito Yrigoyen, tenía que estar en manos del Estado.

Todas estas medidas tomadas por el gobierno tenían un sentido patriótico, como así también, fue la implementación de una política exterior que resguardaba la soberanía de nuestro país. La misma se enmarcaba en un distanciamiento progresivo de los Estados Unidos, por no coincidir Yrigoyen con sus políticas imperialistas, sobre todo, las que implementaban en Centroamérica, donde Sandino enfrentaba en soledad, los embates imperialistas de los norteamericanos. Cabe destacar, que durante la segunda Presidencia de Yrigoyen, el cargo de embajador argentino en Washington se mantuvo vacante, desde que se realizó el llamado al país de nuestro representante diplomático, hasta el final de su gobierno, como una muestra de desagrado hacia la política exterior implementada por los norteamericanos.

Tampoco la Argentina participó a la Conferencia de conciliación y arbitraje realizada en noviembre de 1928 en Estados Unidos, por considerarla una ratificación de la Doctrina Monroe. A todo esto, cuando en el mes de diciembre el Presidente electo de Estados Unidos Herbert Hoover visitó la Argentina, en una reunión entre ambos, el Presidente Yrigoyen le planteó la posición del gobierno argentino y de otros gobiernos del continente, contraria a las intervenciones que aplicaba Norteamérica, bajo la escusa de proteger los intereses de sus ciudadanos en los países Latinoamericanos. Cabe destacar que Hipólito Yrigoyen transparentó su política antiimperialista de diferentes maneras, tal cual, lo recordara en uno de sus libros el político del APRA Manuel Soane, al afirmar “Esta resistencia a lo norteamericano por sus caracteres prepotentes y por su sentido materialista, tan ajeno a la altivez y espiritualismo del caudillo, coincidía con su afectuosa preferencia por lo británico”.

El año 1930, será el de las permanentes conspiraciones contra el orden constitucional. En este sentido, tanto en la capital como en las provincias se intenta desprestigiar por todos los medios posibles al radicalismo y particularmente al Presidente Hipólito Yrigoyen. Para llevar delante esta acción golpista, se unirán los anti personalistas, conservadores, demócratas, fascistas y demás fuerzas con poco apego a la democracia y comenzarán a realizar una serie de actos y acciones en todo el territorio nacional, donde en definitiva se solicita la renuncia del Presidente Yrigoyen. Mientras que por otra cuerda, el general Uriburu comienza a organizar el golpe de estado, reclutando adeptos en las fuerzas armadas, con el fin de cristalizar su obra nefasta. Entre los convocados a participar de esta actividad desestabilizadora podemos destacar a toda la oficialidad vinculada al antiguo régimen, entre ellos: Álvaro Alsogaray, Pedro Ramírez, Agustín P Justo. Y también se sumarán a la aventura golpista, los estudiantes nucleados en la FUBA y algunos Decanos de la época.

El día 6 de septiembre de 1930 se producirá el levantamiento contra las instituciones democráticas, poniendo fin a un una breve etapa de legalidad institucional en nuestro país. Yrigoyen es conducido al Regimiento 7 de Infantería de la ciudad de La Plata y su casa de la calle Brasil es asaltada y destruida por las turbas fascistas. El viejo régimen, la oligarquía, los personeros del fraude y de la Stándar Oíl, como así también, los anticomunistas, se encuentran nuevamente en el poder, al lograr interrumpir el estado de derecho. Este accionar golpista sé convertirá una lamentable práctica, durante todo el siglo XX, en nuestro país.

Este año se cumplen 80 años de este lamentable episodio, que sólo ha servido para que grupos vinculados al poder económico, intereses extranjeros y de ideas totalitarias, los cuales, además también desprecian todo lo que tenga que ver con la vigencia de la soberanía popular, hayan tomado en distintos momentos de nuestra historia reciente el poder en sus manos. Todas estas tropelías las han realizado en nombre del orden y de la salvaguarda de los valores de la Nación. Hoy si bien nuestra democracia, que tanto costó conseguir y más aún consolidar, mantiene muchas deudas para con nuestros compatriotas, y ante la enseñanza que estos lamentables hechos históricos que hoy recordamos nos deben dejar, todo ello, debe servir para no cometer los mismos errores. Y en tal sentido, será tarea de todos defender y mejorar el sistema democrático. Pero para que ello sea posible: debemos trabajar todos por el bien común e instaurar políticas de Estado, garantizar la vigencia plena de las instituciones republicanas y de los derechos humanos, como así también, la libertad de opinión y la seguridad jurídica. También se deberá mejorar el funcionamiento del sistema de partidos y democratizar el funcionamiento interno de los mismos y fundamentalmente, formar ciudadanos que se conviertan en el sustento de un sistema democrático para los tiempos. Sólo de esta manera, podremos alejar los fantasmas golpistas del pasado, que sólo han logrado impedir que nuestro país, transite por un camino permanente de progreso social, político y económico, que permita la realización plena de los hombres y mujeres de nuestra Patria.

*Por el profesor César Arrondo, integrante del Foro de Historiadores de la Unión Cívica Radical

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